Porque Los Chinos Emigraron A Otros Paises
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Para caracterizar las diferentes etapas en el proceso de asentamiento de los chinos, primero fue necesario diferenciar sus etapas de ingreso a la región, para lo cual se analizaron los listados oficiales de extranjeros del Servicio de Migración entre 1933 y 1936. El concentrado de 1 372 registros13 correspondientes a otros tantos inmigrantes que entraron por Mexicali, Ensenada, Tecate y uno que otro por Tijuana, permite establecer que el grupo de chinos se fue incrementando durante la década de los veinte, todos originarios de la región del sur de China.
La mayoría de los estudios publicados sobre la inmigración china en el Perú abarcan el período más importante: de 1849 (inicio de la inmigración) a 1909 (firma del protocolo Porras-Wu Ting Fang). Los temas más investigados son la semiesclavitud de los culíes chinos y su llegada masiva (hasta 1874), los discursos y motines antichinos y la influencia y actividades económicas de los chinos en las distintas regiones del país (véanse los trabajos de Humberto Rodgríguez Pastor, Wilma Derpich Gallo, Isabelle Lausent-Herrera, entre otros). El interés por la presencia de los chinos empezó a crecer desde los años 80 y 90 del siglo XX, y siguió aumentando gracias al acercamiento diplomático y económico entre los países (de momento China es el mayor socio comercial del Perú) (sobre los estudios actuales véase Aquino Rodríguez). Esperamos que con el presente artículo podamos ofrecer una aportación a los trabajos realizados sobre todo en centros peruanos y norteamericanos.
A lo largo del siglo XIX y durante la primera parte del siglo XX, en América Latina se experimentó una inmigración masiva, principalmente europea. Algunos países tuvieron políticas migratorias exitosas, otros intentaron atraer a colonos sin resultados notables. Perú fue uno de los países donde las intenciones para atraer inmigrantes fracasaron, o, mejor dicho, tuvieron resultados ambiguos. En el período mencionado, destaca la llegada de asiáticos: chinos en primer lugar, y, desde inicios del siglo XX, japoneses. La valoración de esta ola inmigratoria por los contemporáneos fue también ambigua, aunque debemos admitir que los que respaldaban, defendían y apreciaban la presencia de los chinos en el país representaban la minoría. En el presente artículo nuestra intención es ampliar los estudios de la inmigración china en el Perú presentando la labor de una de las figuras más conocidas de aquel pequeño grupo que defendía a los chinos a contracorriente en esta época. Por consiguiente, tras esbozar los datos históricos más importantes, la situación de los inmigrantes chinos, su aceptación en la sociedad y los motivos que provocaron el surgimiento de un antichinismo fuerte, en la última parte de nuestro artículo, Dora Mayer estará en el centro de nuestras investigaciones, una mujer que más bien ha sido y es estudiada como indigenista destacada de la época.
Como ya hemos mencionado anteriormente, el principal destino de los culíes chinos fueron las haciendas costeñas de azúcar y de algodón, especialmente en los Departamentos de Lima y La Libertad (Klarén 74). Aparte de este trabajo, utilizaban la labor del culí chino en la extracción del guano, caso que llamó la atención de círculos internacionales también. Las circunstancias del trabajo eran inhumanas, así como los maltratos que sufrían los trabajadores. Tras su introducción en las islas Chincha por Domingo Elías, pronto los chinos se convirtieron en la principal fuerza de trabajo en los yacimientos. En 1853, de los 850 trabajadores de Domingo Elías, 600 eran chinos (Santillana Valencia, 903-904). Otro destino de los chinos fueron las construcciones de ferrocarriles y debemos mencionar su presencia en la Amazonía también, donde en ciertas zonas establecieron colonias numerosas y exitosas. Al principio, estaban involucrados en la explotación del caucho y, posteriormente en todos los negocios relacionados con ella (tráfico y comercio de alimentos y otros productos) (Lausent-Herrera 1986, 53-57).
La llegada de inmigrantes chinos a un país que tenía tantos prejuicios raciales como el Perú, provocó sentimientos y reacciones negativas en varias capas de la sociedad, por muy distintos motivos. En cada momento de la inmigración del período estudiado por nosotros había por lo menos una capa de la sociedad peruana que encontró motivos para criticar, despreciar y rechazar la raza amarilla. Por lo tanto, el inmigrante chino era blanco fácil de maltratos, abusos e incomprensiones, a pesar de los cuales intentó adaptarse a esta sociedad excluyente, conservando su herencia cultural e identidad. Tampoco olvidemos su respuesta a los abusos y maltratos: las fugas, las revueltas y asesinatos, los cuales provocaron aún más odio hacia ellos. En el primer período de la trata amarilla, como hemos mencionado ya, los hacendados apoyaban a toda costa la llegada de culíes a las costas peruanas. Sin embargo, después del término del período del contrato o recontrato, cuando los hacendados ya no podían sacar provecho de su labor, compartían la opinión de otros sectores de la sociedad, principalmente de los intelectuales, según la cual los culíes debían regresar a su país. Los prejuicios raciales contra los amarillos eran semejantes a los existentes contra los indígenas o negros: los menospreciaban, los consideraban una raza inferior y degenerada que se caracterizaba por la ignorancia y el atraso (Rodríguez Pastor 2001, 228-229). En 1870, se introdujo una resolución en el Congreso Peruano con el objetivo de prohibir la inmigración y expulsar a los chinos del país, sin embargo, la propuesta fue rechazada (L. Chou 64). El desprecio y la hostilidad crecieron más después de la Guerra del Pacífico, en la cual chinos fugitivos apoyaron a los ejércitos chilenos. Debemos añadir que ya en estos tiempos aparecieron voces de defensa. Ciertos abogados, periodistas y pensadores humanistas empezaron a alzarse defendiendo a los peones chinos (Derpich Gallo 81).
Otra razón del surgimiento de los sentimientos antichinos fue el creciente peso económico de los chinos en el país. Los chinos representaban, según las masas populares, una competencia desleal en el trabajo en una situación de crisis económica, sobre todo porque se encargaban de oficios por salarios más bajos que los peruanos (McKeown 71). Sin embargo, según los estudios económicos de la época, los chinos no significaron una competencia, puesto que no se dedicaban a las actividades de los obreros urbanos, sino que se dedicaban a otros tipos de trabajos. Cobraban menos que los demás y trataban de acumular una fortuna para las generaciones posteriores (Casalino Sen 125). Al mismo tiempo, los trabajadores limeños veían con recelo su laboriosidad. La única actividad en la cual los chinos realmente significaban una competencia era la de los barredores: más del 90% de los barredores de la municipalidad de Lima eran chinos (McKeown 71), lo que servía de buen tema para crear caricaturas del estereotipo chino en las revistas de la época.
Podríamos presentar otros artículos de Mayer publicados en La Crónica y El Callao, en los cuales elaboró temas chinos, pero, ahora, antes de terminar nuestro estudio, preferimos mencionar la actividad de Mayer en Oriental, revista mensual de la colonia china. Parece que la periodista estaba en estrecho contacto con la revista, aparecían artículos suyos sobre diversos temas por largos años, en los que repetía sus pensamientos anteriores. En el número que celebró el 25 aniversario de la fundación de la revista, dedicaron un artículo a Dora Mayer, en el cual, elogiando su postura asianófila y su humanidad, se resumió de manera muy acertada qué significaba Mayer para la colonia china-peruana:
La ejecución de la Ley de Exclusión de China inicialmente fue otorgada al Servicio de Aduanas (Departamento del Tesoro), después fue otorgada a la Oficina de Inmigración (Departamento de Comercio y Trabajo) en 1903. Antes de la inauguración de la Estación de Inmigración de la Isla Ángel, el interrogatorio y la detención de extranjeros se llevó a cabo en en la detención de San Francisco dentro del muelle de la Compañía de Barcos de Correo del Pacífico. Ambos lugares propagaron la exclusión de Asiáticos, primeramente los inmigrantes chinos, quienes componían la gran mayoría de los detenidos para ser investigados y posiblemente ser excluidos, pero también incluyo inmigrantes japoneses, coreanos, indios y otros inmigrantes de origen no europeos.
Antes de 1683, los habitantes de Taiwán eran pueblos indígenas. Esos pueblos están muy orgullosos del papel que desempeñaron en la historia de la Polinesia. Los estudios genéticos, los estilos de alfarería, los idiomas y la existencia de plantas como la morera de papel del Pacífico indican que el pueblo lapita, los antepasados de quienes luego poblaron la Polinesia y la Micronesia, probablemente hayan vivido en Taiwán antes de migrar hacia otras islas. Para los que somos taiwaneses, encontrar una línea de sangre indígena en nuestro árbol genealógico es fundamental al hablar de la independencia de Taiwán, porque hay pruebas de que muy pocos de los chinos Han que migraron a Taiwán durante la dinastía Qing eran de sexo femenino.
En China continental hay mas de 100 etnias diferentes y no por eso dejan de ser parte de China. En el caso de Mongolia, hubo un proceso de emancipacion el cual ambos paises terminaron reconociendo y hoy, ciertamente China ve a Mongolia como a otro pais, a pesar de la afinidad racial existente. En cambio, la isla de Taiwan nunca ha dejado de ser china, excepto cuando fue ocupada por Japon, pero esa fue una tragedia nacional china, en donde todo el pais sufrio el militarismo japones. El gobierno taiwanes es producto de un conflicto ideologico-politico entre chinos maoistas y chinos anticomunistas, en donde los ultimos fueron derrotados viendose obligados en trasladarse a la isla de Taiwan, decidiendose a formar «otra» China (no sin el estimulo de potencias occidentales). Asi que el origen se debio a un conflicto entre chinos, no a que Taiwan fuera o sea intrinsecamente diferente a China continental. 2b1af7f3a8