Conformidad De Asch Pdf 11
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Esta sencilla tarea no debería resultar difícil para una persona de capacidades intelectuales medias, sin embargo los sujetos experimentales no siempre decían la respuesta correcta. Realmente el experimento no consistía en una prueba de percepción sino que trataba de ver como la presión de grupo fuerza a variar los juicios. Las pruebas del experimento se realizaban a un grupo de unas seis u ocho personas, de las cuales solo uno era verdaderamente un sujeto experimental ya que los demás (sin saberlo el sujeto experimental) eran cómplices de investigador. Durante algunos de los ensayos de las pruebas (ensayos críticos) los cómplices daban respuestas claramente erróneas, es decir, elegían de forma unánime una línea equivocada como pareja de la línea de prueba (por ejemplo, en el dibujo la línea 1 en vez de la 2, que sería la correcta). Además emitían sus respuestas antes de que el verdadero sujeto experimental respondiera. En esta tesitura, muchos de los sujetos experimentales optaron por decir lo mismo que los cómplices del experimentador, es decir, optaron por las respuestas falsas, de facto, estuvieron de acuerdo con la respuesta equivocada el 37% de las veces. Por el contrario, solo el 5% de sujetos que respondieron a las mismas preguntas sin cómplices (es decir, sin presión de grupo) cometieron errores. En diferentes estudios el 76% de los sujetos apoyaron las respuestas falsas del grupo al menos una vez, esto es, optaron por la conformidad.
En otra serie de experimentos Asch hacía intervenir a un sujeto que rompía la unanimidad de juicio existente y podía emitir: o bien la respuesta correcta antes de que emitiese la suya el auténtico participante, o elegía una respuesta entre la que daba el grupo y la correcta o en tercer lugar daba una respuesta más errónea que la de la mayoría. En los dos últimos casos este individuo rompía con la unanimidad del grupo pero seguía en desacuerdo con el sujeto experimental. Los resultados obtenidos por Asch muestran que en esta tres condiciones la conformidad se reduce. De manera sorprendente, la reducción de la conformidad era mayor cuando el cómplice que discrepaba escogía una respuesta peor que la de la mayoría. Todo esto sugiere que la unanimidad del grupo es crucial. Es más fácil resistir a la presión de grupo cuando en él no existe unanimidad.
En estudios posteriores se constató que cuando los sujetos emitían sus juicios no en voz alta sino escribiéndolos en un papel, la conformidad se reducía drásticamente. Este resultado señala la relevancia de distinguir entre conformidad pública (hacer o decir lo que hacen o dicen los otros) y la aceptación privada (sentir realmente como los otros). En muchas situaciones de nuestra vida cotidiana seguimos normas sociales y nos conformamos (sucumbimos a la presión de grupo), pero no por ello mudamos nuestras opiniones personales (esto es, no hay aceptación privada).
El experimento de Asch pone en evidencia la influencia de la mayoría y conformidad en las decisiones. Solomon Asch fue un psicólogo polaco-estadounidense que elaboró prestigiosas teorías y experimentos en el campo de la psicología social. Pasó su vida tratando de responder una pregunta: ¿Es la persona realmente libre en sus decisiones? A principios del siglo XX, el conductismo de Pavlov había demostrado que el medio moldea las respuestas fisiológicas y desarrollo del individuo. Pero el contexto de posguerra y la necesidad de encontrar respuesta a las atrocidades cometidas, llevaron a Asch a plantear estas premisas en el ámbito social. En 1951, intentó demostrar que el ser humano es capaz de negar de forma consciente su propio juicio si el entorno lo requiere.
A menudo cambiamos nuestras actitudes y comportamientos para que coincidan con las actitudes y comportamientos de las personas que nos rodean. Una de las razones de esta conformidad es la preocupación por lo que otras personas piensan de nosotros. Este proceso se demostró en un estudio clásico en el que estudiantes universitarios dieron deliberadamente respuestas erróneas a una simple tarea de juicio visual en lugar de ir en contra del grupo. Otra razón por la que nos ajustamos a la norma es porque otras personas a menudo tienen información que nosotros no, y confiar en las normas puede ser una estrategia razonable cuando no estamos seguros de cómo se supone que debemos actuar. Desafortunadamente, frecuentemente percibimos mal cómo actúa la persona típica, lo que puede contribuir a problemas como el consumo excesivo de alcohol que a menudo se ve en los estudiantes universitarios. Obedecer órdenes de una figura de autoridad a veces puede llevar a comportamientos perturbadores. Este peligro fue ilustrado en un famoso estudio en el que se instruyó a los participantes a administrar descargas eléctricas dolorosas a otra persona en lo que creían que era un experimento de aprendizaje. A pesar de las vehementes protestas de la persona que recibió los choques, la mayoría de los participantes continuaron con el procedimiento cuando así lo instruyó el experimentador. Los hallazgos plantean interrogantes sobre el poder de la obediencia ciega en situaciones deplorables como atrocidades y genocidio. También plantean preocupaciones sobre el tratamiento ético de los participantes en experimentos de psicología.
La observación cotidiana confirma que muchas veces adoptamos las acciones y actitudes de las personas que nos rodean. Las tendencias en ropa, música, alimentos y entretenimiento son obvias. Pero nuestras opiniones sobre temas políticos, cuestiones religiosas y estilos de vida también reflejan en cierta medida las actitudes de las personas con las que interactuamos. De igual manera, las decisiones sobre comportamientos como fumar y beber están influenciadas por si las personas con las que pasamos tiempo participan en estas actividades. Los psicólogos se refieren a esta tendencia generalizada a actuar y pensar como las personas que nos rodean como conformidad.
¿Qué causa toda esta conformidad? Para comenzar, los humanos pueden poseer una tendencia inherente a imitar las acciones de los demás. Aunque normalmente no somos conscientes de ello, muchas veces imitamos los gestos, la postura corporal, el lenguaje, la velocidad de conversación y muchos otros comportamientos de las personas con las que interactuamos. Los investigadores encuentran que este imitar aumenta la conexión entre las personas y permite que nuestras interacciones fluyan más suavemente (Chartrand & Bargh, 1999).
Más allá de esta tendencia automática a imitar a los demás, los psicólogos han identificado dos razones principales de conformidad. El primero de ellos es la influencia normativa. Cuando la influencia normativa está operando, la gente va de la mano con la multitud porque les preocupa lo que otros piensan de ellos. No queremos estar fuera de paso ni convertirnos en blanco de críticas solo porque nos gustan los diferentes tipos de música o vestirnos de manera diferente a todos los demás. Encajar también trae recompensas como camaradería y cumplidos.
Las variaciones de los procedimientos de Asch se han realizado en numerosas ocasiones (Bond, 2005; Bond & Smith, 1996). Ahora sabemos que los hallazgos se replican fácilmente, que hay un aumento en la conformidad con más confederados (hasta cerca de cinco), que los adolescentes son más propensos a conformarse que los adultos, y que las personas se conforman significativamente con menos frecuencia cuando creen que los confederados no escucharán sus respuestas ( Berndt, 1979; Bond, 2005; Crutchfield, 1955; Deutsch & Gerard, 1955). Este último hallazgo es consistente con la noción de que los participantes cambian sus respuestas porque están preocupados por lo que otros piensan de ellos. Por último, aunque vemos el efecto en prácticamente todas las culturas que se han estudiado, se encuentra más conformidad en países colectivistas como Japón y China que en países individualistas como Estados Unidos (Bond & Smith, 1996). En comparación con las culturas individualistas, las personas que viven en culturas colectivistas valoran más las metas del grupo que las preferencias individuales. También están más motivados para mantener la armonía en sus relaciones interpersonales.
Al menos el 75% de los sujetos dieron la respuesta equivocada a por lo menos una pregunta, a pesar de que el error experimental puede haber tenido alguna influencia en esta figura. No había duda, sin embargo, de que la presión de los compañeros puede causar la conformidad en un individuo inmerso en este tipo de situaciones.
al analizar estos resultados, se debatió si esto podria ser a concequencia de la gente no cree en la evidencia vista por sus propios ojos o si era sólo un caso de conformidad, el hehco de que la gente escondiera sus verdaderas opiniones.
"El individuo ha luchado para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo". Esta reflexión del filósofo alemán Friedrich Nietzsche nos sirve como punto de partida para plantear las consecuencias de la llamada "mentalidad de rebaño". Diferentes experimentos sociológicos habrían demostrado que el hombre tiende a buscar la conformidad con el grupo dejando a un lado sus valores ético. Tanto el psicólogo polaco Solomon Asch en la década de los 50 del siglo XX como su discípulo, Stanley Milgram, demostraron que la obediencia total al líder podía llevar a los sujetos a actuar en contra de sus valores. Esto nos lleva a la teoría sobre la Banalidad del Mal defendida por la filósofa alemana Hannah Arendt, y al juicio contra el teniente coronel de las SS Adolf Eichmann. Séneca y Nietzche hablaron en sus obras sobre la necesidad de abandonar esa mentalidad de rebaño que nos arrastra. Dos obras que ejemplifican lo desarrollado: "Doce hombres sin piedad" y "La ola". 2b1af7f3a8